Un día (sin apenas actividades dirigidas) en mi aula

Al hablar bastante de juego libre en redes sociales (especialmente en Instagram), últimamente recibo muchas preguntas sobre qué hago en clase con mis niños y niñas, principalmente porque no queremos que nuestro trabajo sea solo cuidar niños, sino enseñarles.

Ya he hablado tanto por aquí como en Instagram sobre cómo es trabajar en un Kindergarten alemán, y en realidad ahí están casi todas las respuestas, pero supongo que lo que se necesita es algo más tangible, menos abstracto (¿te suena? 😜).

Así que para que quede un poco más claro que el juego libre es una herramienta espectacular para los maestros y maestras de Infantil, y que con ello no están perdiendo el tiempo ni dejando de hacer su trabajo, hoy te cuento cómo es un día en mi aula. Concretamente cómo fue un jueves cualquiera en el que decidí poner por escrito al llegar a casa todo lo que había hecho durante el día, para olvidar lo mínimo posible. Decidí hacerlo ese día porque a veces realizamos actividades dirigidas, pero ese día practicamente no hicimos ninguna (que es lo que no convence) y además fue un día que estuve sola en el aula y por tanto no dependía tanto de la opinión de mi compañera 🤭

8:30-9h: Entrada flexible. Las familias van llegando (en realidad pueden hacerlo desde las 7:30, pues siempre hay dos compis en el Kiga durante esa hora), los niños y niñas se cambian las zapatillas (dentro del aula utilizamos zapatillas de casa) y dejan sus cosas en su espacio del guardarropa, que se encuentra junto al aula. Es genial poder saludar y hablar tranquilamente con cada uno (tanto peques como familias) mientras el resto juega.

9h: Las puertas del Kindergarten cierran (yo dejaría más tiempo de entrada flexible, pero son normas del centro) y nosotros hacemos una pequeña asamblea. Nos sentamos en círculo alrededor de nuestro calendario. Su duración depende de la concentración de los presentes, así que a veces es muy corta y otras veces es más larga. No pasamos lista, pero sí contamos cuántos somos hoy y mencionamos a quien falta (y les flipa). Cantamos canciones, actualizamos el calendario, hablamos de si hay algo especial en el día, adeñantamos acontecimientos especiales que pasarán en los siguientes días, los peques nos cuentan lo que les apetece compartir y nosotras escuchamos con atención e interés (aunque demasiado a menudo no les entiendo :( ).

calendario

Después de la asamblea a veces bailamos una canción (o dos) de las moviditas, y otras hacemos un poco de yoga, por lo general a su elección (y alguna vez también en función de lo que nos apetece a nosotras). Este día me dijeron que querían hacer yoga, y empezams a hacerlo con un libro que recomendé a principio de curso. Apagamos luces, corremos cortinas, ponemos música relajante y respiramos entre postura y postura. Normalmente, aunque no les obligo a quedarse si no les interesa, están bastante rato probando posturas de animales, pero ese día les apetecía pintar, y poco a poco se fueron a la mesa a hacer sus creaciones. Otros jugaron con los trenes y la cocina.

libro yoga

Me dijeron que tenían mucha hambre, así que sobre las 9:40 almorzamos (normalmente lo hacemos a partir de las 10, pero ¿por qué retrasarlo si tienen hambre ahora?). Conforme acaban se lavan los dientes, identificando quien puede su nombre en el mango del cepillo (y quien no, lo pregunta), y tras ello se sentaron sobre la alformbra porque les había preparado el kamishibai para contar «Pete the cat». Intento ir metiendo cuentos nuevos de vez en cuando, pero les encanta repetir una y otra vez sus favoritos. A veces elijo yo, a veces elige uno de ellos, otras veces votamos… y siempre son en inglés porque a mi compi no le gusta contar cuentos… 😱 Se les hizo corto y conté también «Little Monkey», libro que había traído Charlotte, que estaba ansiosa por que lo leyéramos (¡y a mí se me había olvidado! 🤦🏻‍♀️).

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Y después, de nuevo a jugar. El arcoíris suele ser el gran protagonista de su juego, a pesar de no ser ya una novedad, siempre hay alguien jugando con él, frecuentemente junto a los animales. Leonie me dijo «Play together, please!», así que jugué un poco con ella y esos dos elementos (alucinando con las frases y preguntas que Leonie le hacía en inglés a mi caballo), hasta que había demasiados peques alrededor para jugar cómodamente 😅. Algunos siguieron pintando y recortando: Jakob hizo un catalejo con un par de folios, y Marko quería hacer lo mismo pero no tenía muy claro cómo poner el pegamento para que quedara como él quería. Dhanvin (año y medio mayor, de estar agrupados por edad les separarían dos cursos) le explicó que tenía que ponerlo entre las dos hojas que quería pegar (😂), y luego estuvo un buen rato pidiéndome que escribiera palabras para copiarlas. Por un momento pensé que nunca se cansaría… Mientras, Anton y Reyansh se perseguían por la clase, así que les sugerí jugar a algún juego de mesa. Reyansh declinó la invitación y se fue a disfrazarse y a jugar con los trenes (construyó una vía bien larga con su correspondiente tren, vestido de caballero), pero Anton quiso jugar al dominó de colores. No tenía ni idea de cómo se jugaba (es el benjamín del grupo) pero tenía verdaderas ganas de aprender y estuvo enganchado y respetando los turnos hasta el final. Porque no tenía que hacerlo, sino que lo deseaba. Rrishita y Mila querían jugar con las tarjetas de números (cifras, cantidades abstractas y concretas, dedos…), y les ayudé retándoles a hacer correspondencias. Me quitaban las tarjetas de las manos de lo bien que se lo estaban pasando. Reyansh las vio y se interesó por la actividad, aunque su entusiasmo duró menos. Otros estaban jugando tranquilamente a quiensabequé en el sofá de arriba (habían dispuesto las mantas de manera que el rincón alto parecía una cueva), otros me pidieron cuentos (les gustan más que los suyos) para contárselos entre ellos 😍, otros jugaban a la cocina y de vez en cuando nos traían riquísimos platos…

Sobre las 11:30 recogimos y salimos al pasillo a cambiarnos para salir al patio: en invierno esto significa pantalón de lluvia, botas, chaqueta, guantes, gorro, bufanda… Yo les ayudo en lo que necesitan (y también se ayudan entre ellos, pues los mayores acaban antes), pero por lo general son bastante autónomos.

En el jardín había un montón de agua acumulada en cubos y pilas de la cocina exterior con la que les dejé jugar. Trasvases, diversas maneras de transporte (se iban dando cuenta de que unas eran más eficientes que otras), ¿qué ocurre si mezclo el agua con arena?, ¿y si lo paso por un colador? Tartas, sopas, pociones… Se les acabó la fiesta cuando salió mi compañera del año pasado tras su pausa, que se enfadó bastante al darse cuenta de que jugaban con agua (si las miradas mataran, cuando le dije que yo les había dejado habría sido inmediatemente fulminada 🤣😇), pero afortunadamente ya no quedaba mucho rato 😬.

Sobre las 12:40 recogemos y volvemos a clase, pues tenemos que volver a cambiarnos (hoy había un par de niños que se habían mojado demasiado: buscan su ropa de recambio, se cambian, y directos al radiador 😜) y lavarnos las manos para estar preparados para comer sobres las 13h.

Comemos todos juntos, en nuestra aula (puedes leer el post sobre el tema para saber cómo es la hora de la comida), y al acabar recogen, y últimamente estoy intentando que se vuelvan a lavar los dientes, porque no suele hacerse, cuando la verdad es que les gusta. 🤷🏻‍♀️

A veces, como ese día, vuelvo a contar un cuento (depende del tiempo, porque me suelo ir a las 2). Y entonces, depende del tiempo atmosférico y de quién se quede con ellos, se vuelven a vestir para salir o toca «quiet time«: apagan las luces, ponen musica relajante o un audiocuento, y pueden pintar, jugar a algún juego de mesa, leer algún cuento junto a la ventana o coger mantas y cojines del rincón de arriba para tumbarse a descansar en la moqueta. Pueden cambiar de actividad si quieren, pero procurando no armar mucho jaleo. Y así hasta que vienen sus papás y mamás a recogerles entre las 2 y las 4.

Como ves, un día muy bien aprovechado, o al menos a mí me lo parece. Sé que para la mayoría esto significa un trabajo inferior en el que los peques solo juegan y no aprenden nada, pero en realidad lo que ocurre es que no estamos acostumbrados a no tener la ilusión (sí, ilusión, porque no es real) de que tenemos el control de lo que aprenden, a observar los procesos espontáneos, a darles el valor que tienen y, en definitiva, a centrarnos en sus necesidades en lugar de en las nuestras de adultos que quieren resultados evaluables de manera objetiva y los mismos objetivos para todos. Para sentirte agusto trabajando así tienes que confiar realmente en las capacidades de tu alumnado, en su curiosidad, en que el juego es realmente lo que necesitan para aprender; todo cosas que, lo creamos o no, están más que probadas.

Si no les hubiera dejado hacer sus creaciones plásticas a su rollo y les hubiera dicho qué hacer y cómo, Marko no habría aprendido dónde colocar el pegamento para pegar dos hojas. Si le hubiera dicho a Dhanvin que tenía que copiar 20 palabras al azar en una hoja en otro momento, lo habría hecho sin ganas, sin fijarse en cada letra y cada movimiento como lo hizo en ese momento. Si le hubiera presentado el dominó de colores a Anton en otro momento, habría sido muy difícil que mantuviera la atención y que pudiera respetar los turnos. Si hubiera obligado a Rrishita y a Mila a hacer correspondencias con las tarjetas de números, se habrían cansado en la tercera tarjeta, les habría costado más, no habría sido nada significativo para ellas, mientras yo, ilusa de mí, me habría ido con la sensación del trabajo bien hecho a casa. Si no les hubiera dejado jugar con el agua, se habrían perdido una experiencia muy gratificante y llena de sentido y aprendizajes; y si hubiera sido un juego dirigido (pon tanta agua aquí, de esta manera, utilizando este cacharro, con este objetivo), se habrían perdido gran parte de los aprendizajes (la coordinación autónoma del equipo, las numerosas pruebas y errores, la planificación de su trabajo,…) y les habría privado de esa satisfacción de estar haciendo cosas grandes por ellos mismos que veo tan a menudo reflejada en sus sonrisas y en sus ojos.

Y no nos olvidemos de que, si cada uno está ocupado en «sus cosas», yo tengo el privilegio de ofrecer mi ayuda, mi presencia o mi atención totalmente individualizada a alguno de ellos, o a un pequeño grupo, que, sinceramente, es lo más valioso que me llevo cada día a casa.

¿Todavía piensas que mis alumnos «solo» juegan?

10 pensamientos en “Un día (sin apenas actividades dirigidas) en mi aula

  1. Hola.No sé por qué tengo la sensación de que la gente «joven» que trabajáis en el extranjero pensáis que todo es mucho mejor que en España…(Y sé de lo que hablo,he vivido y trabajado en el extranjero, también en Alemania).Lo que tú haces llevo yo haciéndolo más de 15 años en España,en un colegio público.La única diferencia para mí son los horarios (tampoco tan distintos) y que están mezclados alumnos de distintas edades (y aquí por ley está estructurado de otra manera pero mis compañeras y yo tenemos la suficiente libertad para hacer muchas actividades interniveles,que ya sé que no es lo mismo,pero se aprovecha).Quiero decir que no estás descubriendo la pólvora.Y te lo digo con todo el respeto del mundo,no quiero minusvalorar tu trabajo,pero en un momento de esta entrada dices «sé que la MAYORÍA pensáis que es un trabajo inferior».Pues yo no creo que sean la mayoría.Conozco muchas profesoras y muchos centros públicos donde se trabaja así en Infantil.Tal vez he sido afortunada…Eso es todo, sólo quería darte mi opinión.También puedo decirte muchas cosas positivas: me gusta tu IG,me gusta tu blog,me gusta tu enfoque,me gusta que quieras seguir formándote (hay que hacerlo,leer continuamente y probar en la práctica) y te animo a que sigas haciéndolo.En cuanto al alemán…no te preocupes,poco a poco.Entender a los peques es más difícil que a los adultos alemanes o a un audio en clase de alemán 😉.Un saludo.

  2. Ay, M., ojalá pudiera decir yo lo mismo sobre la Educación Infantil en España. Si escribo posts como este no es porque crea que he inventado la pólvora, ni mucho menos (esto es más viejo que la tos!), sino porque lo que he visto hasta ahora se aleja mucho de lo que puedo experimentar aquí. No sé de dónde eres, quizá en tu zona confiar en el juego libre es algo más habitual, pero yo solo lo había visto en escuelas libres. En mi zona, mi experiencia y lo que puedo ver a través de compañeros, amigos que me cuentan cómo son los centros de sus hijos, redes sociales, etc, es que se habla mucho de la importancia del juego a estas edades, pero a la hora de la verdad todo es eminentemente dirigido (en el caso de que realmente tengan tiempo para jugar!). Puede que haya juego, pero si es libre, suele ser un poquito al acabar la actividad para que no molesten a los demás, o en los rincones que le toque ese día a cada uno… Pero nunca (de nuevo, desde mi experiencia) como la base. Lo que observo es que cada vez es menos un acompañamiento del desarrollo infantil y cada vez más una pre-primaria. Y escribo un post así precisamente porque hay mucho excepticismo (es tangible, me llegan preguntas y dudas) en referencia a que eso de dejarles jugar sea mínimamente pedagógico. A mi alrededor la mayoría de la gente cree que estas cosas son «para las guarderías» pues al cole se va a aprender, y cómo vas a ser una buena maestra si «no les enseñas nada». Que no todo es mucho mejor que en España, eso seguro, pero de qué me sirve contar mis penas por aquí, si lo que quiero es contribuir de alguna manera en lo que creo que se puede cambiar a mejor, ¿no? Un abrazo, compañera!

  3. Estoy buscando información de los coles bilingües en infantil que hay en Madrid (como tengo prioridad en esta lista ya me despido de los normales), ayer busqué de 25 coles, de esos 25 solo hay 1 que no tiene método de fichas de editorial, 1!!!!! Hice prácticas justo en ese cole y no tienen editorial pero tienen sus propias fotocopias que usan de sustituto del libro. Todos tienen o libro de mates, o de lectoescritura, o de inglés…vi un cole que tenían 10 libros los de 3 años…
    Creo que para algunas no has descubierto la pólvora no, pero para el 95% de las maestras con las que me he cruzado sí. Ojalá en Madrid la cosa fuese diferente pero no lo es, así que gracias por compartir tu post, por contarnos otras formas de hacer, que puede que no nos descubras nada pero nos recuerdas que hay otras posibilidades y que solo hay que querer.
    Gracias por el post Estela y si alguien conoce algún cole bilingüe en infantil en Madrid que trabaje por micro-espacios que me diga que me recorro medio Madrid por encontrar un cole bonito.
    Laura. http://lauraysuaula.blogspot.com/

  4. Ese es el panorama que yo conozco, Laura. Es una pena, pero es así. Hoy todos se quieren apuntar al carro de la innovación (cuando en realidad en muchos sentidos no necesitamos innovación sino echar un paso atrás y volver a lo que ya decían grandes pedagogos hace tantos años), pero en cuanto rascas un poco esa fachada ves que se hace lo mismo de siempre. Todo marketing, algo que me asusta tratándose de educación, no de una empresa. Ojalá encuentres lo que buscas, o al menos tengas la libertad y el apoyo para hacer lo que crees correcto! Un abrazo.

  5. Tengo la experiencia Argentina. Soy maestra de infancia y dentro del aula trabajo igual que tú. Las escuelas públicas de aquí tienen como protagonistas a los niños y una piensa en actividades en base a sus intereses. Esta forma de trabajar igual choca también con la realidad, la escuela tradicional sigue haciendo de las suyas en las instituciones escolares, especialmente en las privadas, en las que te exijen contenidos, objetivos y propósitos. Y nos hacen hacer las planificaciones, tanto en privada como en pública, no se si será así en Alemania o incluso en España. De todos modos por suerte tenemos bastante autonomía pedagógica, por lo que me doy el lujo hasta de realizar yoga (aquí en Argentina no está incorporado a la enseñanza oficial aún, no está dentro de la currícula), y si no me dejan, pues… En la sala estamos solo los niños y yo, hago lo que considero mejor para ellos.
    Saludos grandes! Me encanta tu blog! Te deje mensaje en otro post, más de consulta!

  6. Pingback: Agrupación con edades mixtas | Entre Actividades Infantiles

  7. Muy buenas!! Paso sólo a decirte que en mi ciudad he tenido que elegir una escuela libre (que supone un esfuerzo en muchos sentidos) para conseguir algo parecido a lo que relatas. Y estoy feliz de hacerlo, pero lamentablemente creo que no es lo general (ya te digo, en mi ciudad, y en los coles que he visitado u obtenido referencias durante este año). Ojalá hubiera más, eso nos habría permitido no tener que desplazarnos en coche para llevar al cole a la niña diariamente, comentarios y más comentarios, y un dinero y esfuerzo de gestión (porque es una escuela autogestionada) considerables. Me alegro de que en otros sitios de España sea habitual, pero yo te leo y veo la realidad de mi ciudad y vamos, en muchas escuelas de infantil lo que cuentas es chino mandarín.

    Así que mil gracias por seguir compartiendo lo que sí… debería ser habitual. A ver si conseguimos que lo sea!

  8. ¡Ojalá! Sí, yo me voy a pegar un tortazo cuando decida volver a España en este sentido… Pero oye, qué bien que haya gente que busque proyectos con esas características. Ojalá ayude a normalizarlo… de verdad 😜

  9. Hola, me ha encantado. Tener en cuenta lo importante que es el tiempo libre no dirigido es necesario para permitir que se desarrollen como personas completas.

    En el miniclub donde trabajé un tiempo les costaba decidir a qué jugar, se les ofrecia una actividad sencilla para hacerla cuando les apeteciera y luego jugaban a lo que querian. Eso les costaba, decidir a que les apetecia jugar. Una vez que lo habían escogido buscaban compañeros y se ponían de acuerdo con algo de dificultad, había que mediar y guiar en la disputa. Cuando lo tenían todo claro venian a preguntarme si les daba permiso para jugar a esto o a aquello. Eso me llamó la atención. Los niños están acostumbrados a pedir permiso para todo, salvo cuando están al aire libre.

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