Conviértete en un exitoso cuentacuentos gracias a «¿A qué sabe la luna?»

Después de una temporadita sin poder actualizar el blog, hoy os traigo lo que para mí es una entrada muy especial. Va de libros chulos, y concretamente del libro «¿A qué sabe la luna?» de la genial editorial Kalandraka, pero no sólo del libro en sí, sino de cómo contarlo a modo de cuentacuentos. Bueno, al menos cómo lo hago yo ;)

El libro

«¿A qué sabe la luna?» es un libro muy famoso, así que muchos de vosotros ya lo conoceréis. Aun así, os cuento la historia: trata de una tortuga que quiere llegar hasta la luna porque tiene mucha curiosidad por conocer su sabor. Lo intenta subiéndose a una montaña, pero sigue sin poder llegar a la luna. Así que va llamando a una serie de amigos animalitos, que se van subiendo los unos encima de los otros formando una torre tan alta que finalmente, el animal que menos esperamos, acaba alcanzando la luna gracias a la ayuda de todos los demás. Pero lo mejor de la historia está por llegar, porque ese animalito no se queda la luna para él, sino que le da a probar un trocito a cada animal que forma la torre, porque, claro, son un equipo.

La fábula acaba con un vuelco a la perspectiva en forma, más que de moraleja, de epílogo, que nos transmite un pez mirando la luna en el agua.

La luna es un elemento que a todos fascina y ésta es una historia que gusta tanto a mayores como a pequeños.

Es maravillosa y está impregnada de valores como la solidaridad o la cooperación, tan necesarios en este mundo de competitividad. Su mensaje: los deseos pueden dejar de ser inalcanzables si cuentas con la ayuda de los demás. Además, el «epílogo» final muestra, de una manera sencilla y con apenas palabras, que las cosas se pueden ver desde diversas perspectivas, y todas y cada una de ellas pueden tener su sentido.

Las ilustraciones del cuento de Kalandraka, en acuarela sobre papal maché, me parecen sencillamente preciosas. Incluso las describiría como delicadas.

A mí me parece una lectura deliciosa, ¡nunca mejor dicho!

He de confesar que yo no tengo el libro, pero ¡aquí tenéis el audiocuento!

A mí no me importaría tener el libro físico en mi pequeña colección, y la verdad es que si no me lo he comprado ya es porque suelo contarlo de una manera mucho más activa que simplemente leyendo el cuento.

Cuentacuentos de «¿A qué sabe la luna?»

«¿A qué sabe la luna?» es, para mí, un libro que se presta fácilmente a contarlo sin el libro delante, de una manera mucho más visual e incluso divertida. Y no soy la única que lo piensa, si os dais una vuelta por la red encontraréis muchos vídeos de cuentacuentos sobre esta historia. La verdad es que siempre he tenido mucho éxito contándola, los niños se lo pasan muy bien, permanecen muy atentos, interactúan mucho, aplauden… así que os cuento cómo hago mi versión personal, por si os apetece probar. Os aseguro que os gustará la experiencia.

Materiales:

• 2 cartulinas grandes negras (eso utilizo yo, pero es incluso mejor si se utiliza algún otro tipo de material que se pueda enrollar y desenrollar con facilidad, como tela o fieltro).
• Otra cartulina de color claro (blanco, o incluso mejor si es color crema o beige).
• Rotulador o boli plateado.
• Dibujos de los animales (tortuga, elefante, jirafa, cebra, león, zorro, mono y ratón). Aquí os dejo un documento en PDF con los que yo utilizo.
• Plastificadora (probablmente no tengas una plastificadora a mano, así que, si tienes maña, yo lo hice con forro de libros. No queda tan bien, pero es mejor que nada, sobre todo si quieres que te dure).
• Papel de aluminio.
• Blu-tack.
• Celo.
• Opcional: algunos sonidos de los animales (porque no todos son reconocibles). Puedes descargar los que yo uso haciendo click aquí.
• Algún aparato para reproducir los sonidos. Yo uso el móvil, por ser muy manejable.
• Una superficie lisa vertical (diría «pared» pero por experiencia sé que también valen cristales, laterales de armarios… xD).

No me diréis que no os lo pongo fácil…

Preparación:

Con el rotulador plateado podemos dibujar pequeñas estrellitas en las cartulinas negras (o el material que hayáis elegido), que fijaremos a la pared de manera vertical gracias al blu-tack.

La otra cartulina es para hacer la luna.

Así quedó la mía. En realidad un poco mejor, que ya está viejita y bastante usada…

La cortamos en forma de círculo más o menos grande y la envolvemos con el papel de aluminio. Después, con la cartulina que ha sobrado, cortamos pequeños circulitos que pegaremos al papel de aluminio (yo creo que queda más bonito si las ponemos todas en el mismo tercio de la luna), y dejaremos 8 más que pegaremos con blu-tack a uno de los circulitos que ya hemos pegado a nuestra particular luna, uno encima del otro. De esta manera, quedarán más o menos camuflados. Fijaremos también la luna a la parte superior de la cartulina negra, que representará el cielo de noche, con blu-tack. Ésta es sólo una de las muchas formas en las que podemos realizar la luna, pero os aseguro que queda genial. Llama mucho la atención y ¡todo el mundo la admira!

Por último, pintamos, recortamos y plastificamos los animales (o los forramos con forro para libros).

Y ya sólo queda animarnos a hacer de cuentacuentos.

Pasamos a la acción

Como imaginaréis, lo único que hay que hacer es ir contando el cuento mientras vamos pegando con blu-tack cada animal en la cartulina negra de la noche, desde la tortuga en la base de la misma, hasta el ratón en lo alto de la torre, teniendo, evidentemente, mucho cuidado de que el único animal que llegue a tocar la luna sea justamente, el ratoncito.

¡Así quedan todos juntitos!

Al final, despego los pequeños circulitos de la luna y se los voy poniendo a cada animal en la boquita.

Yo le quito un par de detalles, como el hecho de que la luna va elevándose para que no la cojan o el «epílogo» final, para que la historia sea más sencilla de interpretar y contar, aunque la historia no se resiente porque, como verás, le añado otros muchos detalles.

Tip práctico: es recomendable tener el reproductor de sonido y el blu-tack lo más cerca y preparados posible. Si hace falta, haz pequeños cachitos y pégalos en alguna superficie cercana para tenerlo a mano y no perder tiempo cortando y amasando la masilla.

Pero pongámosle algunos «extras» a la historia…

Como la estructura del cuento es bastante repetitiva, los niños sabrán exactamente qué viene después, y eso es algo que les chifla, poder ir acabando tus frases o incluso contar el cuento contigo. Si además le añadimos algún ingrediente para que los niños puedan interactuar, el éxito está asegurado.

Yo añado varias formas de interactuar con los peques:

• Preguntas. Por ejemplo, «¿A qué creéis vosotros que puede saber la luna?» al principio, o «¿A quién llamamos?» para que ellos mismos elijan el orden de los animales.
• Reparto los animales que voy a usar, para que me los den cuando toque. Parece una tontería pero estarán deseando que digas su animal.
• Cada vez que un animal llama a otro, cuando es posible, reproduzco (con el móvil mismo) el sonido que hace cada animal para que lo adivinen.
• Les digo que tenemos que llamar a los animales entre todos y muy fuerte, y cuando cuento hasta 3, gritan el nombre. De hecho, normalmente les llamamos un par de veces porque el animal está muy lejos y puede que no nos haya oído.
• A veces les dejo que pongan ellos mismos algunos animales o al menos el trocito de luna para cada uno.

Además, le suelo añadir un poco de humor:

• En el último animal me tapo los oídos cada vez que le llaman y les digo que no puede ser, que por qué lo hacen tan bajito, que no he oído nada. Lo hago varias veces hasta que me suplican que no me tape los oídos. No sé quién se ríe más, si ellos o yo xD
• No reparto el último animal, me lo pego con blu-tack al culete y cuando se dan cuenta de que nadie tiene un ratón hago como si fuera una gran tragedia, hasta que me giro con cualquier pretexto y se mueren de risa al ver que se me ha pegado el ratón al culete. Evidentemente, finjo muchísima sorpresa, y alguna vez le he pedido perdón al pobre ratón xD
• El cuento será mucho más divertido e interesante si le das vida a los animales. Para ello, puedes poner una voz distinta para cada animal (sé que es difícil, a mí normalmente se me olvida qué voz le he puesto a cada uno, y ellos se dan cuenta, pero ¡qué le vamos a hacer!), mejor cuanto más exagerada (muy grave, de pito…), los animales pueden preguntar cosas a los niños, pueden tener miedo los unos de los otros… todo lo que se te ocurra le dará un toque especial a la historia.

La puesta en escena es bastante llamativa, queda bonito, y con estos trucos tienes a los niños enganchados desde el inicio hasta el fin del cuento. Se lo pasan pipa porque, de hecho, se les suele hacer corto y casi siempre quieren que lo cuentes otra vez.

Además, es una historia muy fácil de traducir al inglés, y como además va sobre animalitos y es bastante repetitiva, también es muy fácil de entender. Yo lo he probado varias veces y el idioma no es una barrera para el éxito de esta preciosa fábula.

Otras formas de contarlo

Yo lo hago todo de una manera muy sencilla, primero porque aunque me encante contar cuentos y no me importe nada hacer el payaso (de hecho, me encanta xD), es mucho más fácil para mí; y segundo porque de esta manera con mi material preparado es muy sencillo «montar la paraeta» en cualquier momento y lugar.

Sin embargo, como os decía más arriba, hay muchas versiones circulando por la red, porque cada uno tiene su estilo y su forma de contar y de hacer las cosas. Algunos de mis favoritos son los siguientes:

Precioso teatro de sombras

Otro teatro de sombras que me flipa por los detalles de los animales y por cómo está hecha la luna.

Una cuentacuentos callejera lo interpreta en Barcelona con preciosos muñecos de madera. ¡Me encantaría presenciarlo! Y por qué no… tener los animales también!

¡Lo que tiene que molar una luna esférica de la que salgan al final caramelos!

Y esto es la representación de «¿A qué sabe la luna?» en un teatro de Madrid. Si eres de por allí, no dudes en comprar la entrada desde aquí, es bastante barato y, por las imágenes que he visto, ¡promete!

Actividades

Sobre todo si contamos el cuento en un cole, es una buena idea asociar el cuento a actividades relacionadas. Dos de las cosas que yo haría sí o sí son:

• Confiar los materiales a los niños y que sean ellos quienes cuenten el cuento «a su manera». Te sorprenderá su capacidad de comprensión, de retención y sobre todo de inventiva.

Reinterpretación de la histria by Feli, de 7 años. He de decir que se lo conté en inglés y me alucinó la cantidad de vocabulario que aprendió. Además, a pesar de ser una de las niñas más tímidas que he conocido, cuando ya acababa el cuento, estaba tan a gusto contándolo y se le había hecho tan corto que siguió inventándose la historia, con una nueva trama (típico problema a resolver de los cuentos incluido). 

• Taller de sabores. Me encantan las actividades de experimentación, y el gusto es un sentido al que no prestamos demasiada atención en el cole. Podemos jugar a adivinar a qué pertenece cada sabor que probamos, clasificar sabores dulces o salados, organizar una cata… cualquier cosa que se nos ocurra al respecto será bien recibida.

 

Este libro es uno de mis favoritos, y la verdad es que disfruto muchísimo contándolo. Me río un montón, veo que disfrutan… me encanta. De hecho el objetivo de esta entrada es transmitiros aunque sea una milésima parte de mi pasión por esta actividad, así que, si os animáis, espero que me contéis qué tal la experiencia ;)

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