El jueves pasado hice un directo en Instagram que fue una pasada. Puedes verlo aquí.
Hablé con Bea de @vadecuentos sobre el acompañamiento emocional, y tanto ella como yo leímos un cuento de los que tocan el corazón de los adultos. Ella me enseñó hace ya varios años que somos mucho más permeables al mensaje de un buen cuento que a las explicaciones racionales de quien pretende que cambiemos de mirada, y desde entonces amo todavía más la literatura infantil y me gusta mucho tener títulos de este tipo.
Yo leí «Estoy contigo» de Cori Doerrfeld, porque es uno de los libros más tiernos que conozco e iba como anillo al dedo del tema que tratábamos.
¿Por qué?
Porque Taylor ha experimentado un sentimiento muy desagradable al ver destruida su magnífica construcción y los animales llegan uno a uno con muy buenas intenciones proponiéndole soluciones que sin embargo tienen mucho más que ver con ellos mismos que con el propio Taylor (es lo que hacemos los adultos cuando un niño o niña experimenta emociones como las de Taylor, ¿verdad?) y al ver que no les sigue el rollo, le dejan SOLO.
Por el contrario, el conejo llega sin molestar, está a su lado todo el rato, escucha sin intervenir y sin juzgar, ofreciéndole calor y comprensión, dándole tiempo a Taylor para que transite y expresa sus emociones sin prisa, hasta que por fin estápreparado para reemprender el juego.
Y lo que hace el conejo es tan difícil como admirable. Es el perfecto acompañante y está aquí para mostrarnos el camino, y yo se lo agradezco millones.
Este cuento me lo enseñaron las compis de @escuela_libre_octopus, y lo cierto es que nadie lo cuenta como Carmen. Qué pasión y qué ternura. Probablemente porque acompañar de esta manera es parte de su día a día. Qué suerte la de sus peques. Y la mía ❤️
Y conté “Estoy contigo” porque hice una encuesta y fue el ganador, pero su rival también es digno de mención. De hecho es otro cuento de los que tocan el corazoncito.
“De verdad que no podía” es la historia de Marc, que no podía dormir porque tenía mucho miedo. Su madre intenta que se sienta seguro haciendo de todo para que pueda dormir. Un pijama antimosquitos, un ostito espantazumbidos, una carta a la luna, un cartel contra el viento malo, auyento a monstruos, brujas y hasta al dentista de mil maneras distintas. Trabajó duro para que su hijo pudiera dormir tranquilo, pero NADA de todo eso funcionó.
Al final, desesperada y derrotada porque ya no sabe qué más puede hacer, decide desmontar todo el tinglado que ha montado, y sentarse a su lado para que le explique qué puede hacer para ayudarle.
Y entonces ocurre la magia, y Marc no puede explicárselo porque tiene muuuucho sueño, y gracias a la presencia de sus mamá, se queda dormido con toda la tranquilidad del mundo.
Una vez más, el acompañamiento que los peques necesitan no es el adulto solucionador de problemas, sino el que está presente, dispuesto a escuchar y a ofrecer lo que se necesita. Ellos y ellas solo necesitan saber a ciencia cierta que estás ahí y no te vas a marchar, que tu amor es incondicional, y que les escuchas y les tienes en cuenta.
Bonitos, ¿eh? ❤️
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