Libros Chulos: «Los secretos del cole»

Todo el mundo sabe que los profes vivimos allá donde damos clase. Es un hecho. No me extraña que si alguna vez me da por salir a por provisiones y me encuentro a un alumno por la calle o en el supermercado, el pobre se quede boquiabierto de lo sorprendido que está de verme fuera de mi hábitat. Por mucho que disimulemos e intentemos que crean que tenemos una casa donde vivir, una familia con la que volver, o hasta hobbies que no tienen nada que ver con pizarras ni tizas… nos tienen calados. Así que no mientas descaradamente diciendo incluso que tienes unos padres, ¡pero si ya ERES una madre! (aclaro que tener hijos no es requisito indispensable para este estado, y que los abuelos nunca fueron padres de padres).

Antes pensaba que era yo la única profe afincada en su aula, pero recientemente he descubierto que no es así, ¡que todos los profes lo hacen!

Y me preguntaréis, ¿cómo lo has descubierto? ¿Has hablado con otros profes? No, ¿hacía falta? Es que me da vergüencita hablar de este tema con los demás profes, todo el mundo sabe que sólo hablamos entre nosotros para comparar a nuestros alumnos…

¿Has hecho una búsqueda masivamente hipersónica a través de internet? Ah, pero que… ¿internet sirve para algo más que para descargarse películas? Tengo que ponerme al día…

¿Has ido a la biblioteca a buscar en miles de enciclopedias y en la hemeroteca? Pues no, porque con tan sólo un libro, que me ha cedido muy amablemente la editorial Blackie Books, he tenido más que suficiente, ya que en él he encontrado todo lo que no quieren que sepa sobre mi propia raza y nuestro lugar de trabajo.

Después de mucho cavilar, mientras limpiaba la pizarra de mi aula por última vez antes de irme a dormir, sobre si debería compartir dicha información con los no iniciados, he pensado que me voy a revelar contra el sistema y apostar por la libertad del conocimiento, y en un alarde de valentía (porque, como imaginarás, me expongo a grandes sanciones por parte de la administración y a que me haga el vacío el resto de profes por confiar nuestros secretos más íntimos), os voy a confiar el secreto. Éste es EL LIBRO:

Foto hecha justo después de que salgan los niños de clase, porque es de esos libros que las profes escondemos a los alumnos, no vaya a ser que les empiece a gustar leer…

«Los secretos del cole«, de Éric Veillé, publicado, como os decía anteriormente, por la editorial Blackie Books.

Pensaréis que un libro que explica algo tan importante y complejo como los secretos del cole tiene que ser un tocho de cuidao… ¡pues no! 14 hojas es lo único que he tenido que leer. Tiene la información justa y necesaria, sin un dato de más, ¡pero tampoco un dato de menos! Así de finito es:

Más o menos igual de delgado que nos gustaría estar a todas las profes del mundo, pero claro, el gimnasio del cole no tiene bicis de spining… ¡Exijámoslas al Ministerio!

 ¿Y si os cuento que encima tiene mogollón de dibujos graciosos y explicativos? ¿Y si os dijera que contesta a toooodas estas preguntas a las que seguro que no paráis de dar vueltas en vuestra cabeza?

Lo que más me ha sorprendido ha sido cómo se ha conseguido la información para realizar este libro.

¡Un niño! ¡Pero si esto es secreto de Estado! :o

La verdad es que no podía ser de otra manera… ¿qué otro ente podría tener la valentía y el aplomo de realizar semejante investigación con tan rigurosas técnicas y publicarlo sin miedo a las represalias?

Así que este niño taaaaan guapo ha adoptado el nombre de Éric Veillé (para simular ser un autor francés) y nos ha regalado las respuestas tan impactantes como quién son exactamente la bedel, la mujer de la limpieza o el profe, entre otros, en todos los coles que conozcas (porque a lo mejor en sitios extravagantes son un poquito diferentes, tenedlo en cuenta…).

Es verdad, a mí no me queda tan bien el bigote…

Eso sí, hay dos cosas importantes sobre este libro que no quiero que olvidéis jamás de los jamases.

La primera está relacionada con estas páginas:

Sí, las profes somos capaces de hacer cosas absolutamente increíbles, y de hecho yo no sólo puedo consolar a 3 niños a la vez mientras mondo una manzana, sino que además te bailo una jota con una sonrisa en la cara. Es pura supervivencia.

Y la segunda tiene que ver con esta pequeña parte de una ilustración a doble página:

Y es que he empezado a vivir con miedo de que a algún niño se le ocurra semejante acción. Pero no os preocupéis, ya tengo la solución (¡pareado!): voy a vivir en estado permanente de constipado, de ésos con una congestión brutal en la nariz, que se te va cayendo el moquillo cada dos minutos. La venganza será pegajosa, ¡muahahahahahaaaaa!

Así que cuidadito que nadie os vea con semejante libro por la calle, pues es peligroso que se sepa que la gente está empezando a saber LA VERDAD.

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